PRÓLOGO
Nuestros destinos dependen de
los dioses que elegimos seguir
Virgilio
Que nosotros como arqueólogos de Psykhe, pretendamos desentrañar los signos, manchas y goteos, escarbando en la materia de los lienzos de Paul Jackson Pollock, es nuestro reto, nuestra osadía, con estas sibilinas palabras, Johnny Gavlovski, nos convida a acompañarlo en la compleja tarea de excavar en los profundos abismos del alma atormentada del artista a fin de develar los enigmas ocultos particularmente tras las abstracciones a las que Pollock alcanza en su obra más tardía, quizás motivado por la acción consciente de ocultar o, por el contrario, por una incontenible pulsión por expresar aquello que pertenece al ámbito de lo inefable.
Lo cierto, como lo intenta hacer patente el autor, es que en Pollock se haya inextricablemente tejido los hilos de su alma con los de su creación. Esta última resulta la puesta en acto de sus íntimas imagos pues, la sombra —lo reprimido— busca afanosamente las fisuras por las cuales emerger como queda explícito en el caso que nos ocupa.
Cual versado psicopompo —guía de almas— Gavlovski hace vivir al lector una nekya, con miras a acercarnos al propio locus luciferino de Pollock, basalto y fundamento del humus psíquico de su creación. Para ello, el autor, exonerándose a sí mismo de una letanía de exclusiones, hace uso de una metodología aún más generosa que una reductiva interpretación psicoanalítica como lo es la amplificación.
En razón de ello, en un abrazo cohesivo y con la experticia propia de un exegeta del alma, Gavlovski disecciona los lienzos salidos de la mano del ditirámbico artista con una visión periscópica en la cual incluye no sólo la sapiencia de grandes pensadores como lo fueron Freud, Jung y Lacan sino, además, se nutre de su inmenso bagaje cultural para ofrecernos paralelismos mitológicos y bíblicos, así como, paralelismos estéticos, todos corredores imaginarios que nos permiten una aprehensión más profunda tanto de la compleja obra artística de Pollock como de su urdimbre psíquica, matriz de sentido de sus creaciones. De tal manera y, como muestra de su excelsa comprensión de la alquimia simbólica, en el capítulo titulado “Jackson bíblico: de Tebas a Ur”, el autor se aproxima a la obra conocida como Hombre con cuchillo para interrogarse sobre el contundente uso que hace Pollock de la fractalidad representada en la repetición de imágenes caóticas y agresivas de un filoso cuchillo “separado de su acción de cortar.” Halla respuesta cónsona entre imagen y significado en el fratricidio bíblico primigenio personificado por Caín y el amago de su repetición en la historia de José y de sus hermanos. A través de la hermenéutica simbólica de la amplificación, Gavlovski arroja nuevas luces con las cuales rompe con los sentidos coagulados de interpretaciones reductivas con miras a religar nuevamente las imágenes de Pollock con la energía psíquica que las originaron.
Con este descensus ad inferus, Gavlovski, con voz escatológica y emulando a un hierofante de saber, logra que tanto la vida psíquica, así como las imágenes artísticas de Pollock, se revelen a nuestros sentidos con nuevos y enriquecedores significados.
Trudy Ostfeld de Bendayan, Ph.D
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